Antiguo farol de bronce embellecido para crear una obra única de vitral que ilustra la silueta de un ciervo a lo largo de las cuatro estaciones, inmerso en un entorno natural que cobra vida.

Seleccionamos entre los fragmentos de vidrio, las piezas adecuadas en textura y color para componer una escena en planos, que permite crear profundidad adentrándonos en el ambiente de cada estación.

Usamos vidrios translúcidos para resaltar la transferencia de la luz en el primer plano, representando la naturaleza terrestre.

Para el ciervo, elegimos vidrios opalescentes oscuros otorgándole el foco principal de la escena, que le representa ejerciendo su curiosidad natural en cada estación.

Finalmente, acompañamos el entorno con el bosque y el cielo, compuesto por tres piezas de vidrios opacos difuminados e iridiscentes que permiten ocultar el foco de luz interna de la lámpara, transmitiendo una luz cálida.

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